El niño perdido y hallado en el humo
Ese olor a humo
desvanecido,
gato negro
retorcido,
ausencia
de labios.
Rinoceronte
sin cuerno,
pedazo de pedazos esparcidos,
blanca blandura, blanda blancura,
suave en la montaña escarchada
y con ventisca.
Fuego dulce,
cariños guardados
en las manos de un niño,
el camino se ha aturdido,
sin señales se ha hundido
y la nueva carne se ha fundido,
por un amor enternecido.
Encandila
con humildad,
permeando el odio
alguna vez sentido.
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