Hasta volverse Cabello

Había una vez un muñeco
que comía con los ojos
y caminaba con las rodillas,
de una belleza intranquila
en un pueblo insensible.

Las marionetas le tenían miedo,
al caminar con los codos
y morder con pestañas,
hasta que uno de ellos
creció simpatía por el muñeco.

Una noche lluviosa,
el trueno tumbo al árbol
y la villa sin tacto,
quedó sin casas, ni nietos.

Y la marioneta,
fascinada por el muñeco,
se enredó en los miembros
de su amado sin hilos,
hasta formarle cabello.

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