Vigilia

Te desmoronas conmigo,
es mejor no tocarte.

Tu sangre huele amarga
y mis ojos se humedecen,
se enrojecen-se entumecen
y me dictan un final.

En este mundo sufriste
y me dejas esa herencia
porque yo soy tu testamento.
Abro tu boca, quiero besarte
y quiero que tiembles,
aunque sea un parpadeo.

Solo dime donde estás y te iré a buscar.

No puedo pensar como vivir
sabiendo que no estás,
ni quitarme tu sombra.
Llévame contigo,
enséñame tus manos
pues tu ya no me miras.

Ahora tu risa
no se escucha de día
y de madrugada
espero a que llegues
con el frío en tu cama,
asomas tus pétalos
mientras descanso,
extrañando el contacto
al que me hundía
sobre tí.